Emma Frankland’s Sin disculpas logra algo realmente raro: una reinvención radical que se siente vital y suntuosa. Su premisa resonaba como un estribillo en toda la pieza (“Kurt Cobain fue trans”) está destinado, dice, no como una afirmación provocativa, sino como una invitación a las ilusiones.
Partiendo de la actuación desconectada de MTV de Nirvana en 1993, Frankland excava la conexión de su yo de catorce años con Cobain a través de una brillantez escénica que enmarca la revelación personal dentro de la mitología clásica. Inicialmente, Frankland reconstruye el atuendo desconectado de Cobain en 1993 de gafas de sol con borde blanco y cárdigan desanimado a un par de conversaciones desgastadas. Pero entonces su licencia para ilustrar el pensamiento ofrece una transformación impresionante en un icarus barroco que se balancea de los candelabros para proporcionar elegancia estructural a la ahora pirotecnia de Frankland para el impacto visceral total. Este es el teatro que quema literalmente y metafóricamente.
Bajo la dirección de Harry Clayton-Wright, el trabajo navega por ese traicionero “borde de cuchillo de diversión y golpe” con cuidadosa precisión. En este contexto, el disfraz solar de Frankland para el final se convierte en una metáfora luminosa para una visibilidad peligrosa, una posición reclamada aquí con un gusto notable.
Sin disculpas – Podría decirse que la oferta más hermosa de esta franja, sirve, sin embargo, un propósito más profundo que el mero espectáculo. Cada opción de diseño respalda la investigación central de la identidad, la memoria y el poder de la imaginación que afirma la vida. El discurso de Internet se encuentra con la mitología clásica de manera que entretenga, mientras que el “recuerdo radical” crea espacio para las verdades que no están disponibles en la biografía convencional. De esta manera, el viaje personal de Frankland se convierte en una invitación colectiva para imaginarnos a nosotros mismos y a nuestros héroes de manera más expansiva, todo en un intento serio por salvar vidas de la desesperación suicida. Este es precisamente el tipo de teatro intrépido, formalmente inventivo y emocionalmente devastador que el medio necesita.
Esta publicación fue escrita por Duška Radosavljević.
Las opiniones expresadas aquí pertenecen al autor y no reflejan necesariamente nuestras opiniones y opiniones.
La versión completa del artículo “No disculpas” de Emma Frankland, Edimburgo Festival Fringe 2025 está disponible en Theatre Times.