La premisa ridícula de la obra de Rajiv Joseph Archiduque—recién inaugurado en el Teatro Laura Pels del Roundabout— es que los jóvenes que desencadenaron la Primera Guerra Mundial al asesinar al archiduque Francisco Fernando en realidad eran tísicos hambrientos y con enfermedades terminales, sobornados y engañados para convertirse en terroristas suicidas. El loco que los manipula, en la fantasía de Joseph, es un capitán serbio belicoso, interpretado por el famoso Patrick Page, de voz profunda, como un belicista dominante y exagerado sacado directamente de Dr. Strangelove. Resistiéndose astutamente a este caso mega-macho, con su poco sutil interés homoerótico en los chicos, está su tonta e intimidada cocinera Sladjana, interpretada por la indomable Kristine Nielsen con su repertorio completo de miradas maravillosamente locas, tomas dobles y descarados puñetazos.
Archiduque Fue originalmente encargado por el Mark Taper Forum a raíz del gran éxito de Joseph. Tigre de Bengala en el zoológico de Bagdad—Nominada al Pulitzer y protagonizada por Robin Williams en su producción de Broadway de 2011. Archiduque fue escrito en el período previo a las elecciones de 2016 y se estrenó en el Taper al año siguiente en una producción también protagonizada por Page. La obra es el primer esfuerzo de Joseph por recrear la alocada fantasía de Tigre de Bengalapero no llega a ese punto. Carece del rebote cómico y del mordisco político de la obra anterior.
Sin embargo, cuando apareció por primera vez, mientras las tropas estadounidenses seguían muriendo en Afganistán e Irak, Archiduque Parecía un digno finalista. Joseph estaba revisando las mismas preocupaciones serio-cómicas, imaginando las locas escapadas de crédulos y corruptibles gruñidos de bajo nivel en el contexto de la barbarie de las grandes potencias. Su obra de 2015 Guardias en el Taj recorrió el mismo camino.
Desafortunadamente, Archiduque Llega a Nueva York en circunstancias políticas muy diferentes. La segunda administración Trump es mucho más aterradora, y una farsa como esta, construida sobre la ceguera de imbéciles, no puede contar con el mismo pozo de simpatía. La barbarie de la gran potencia estadounidense ahora se está volviendo contra sí misma, con redadas indiscriminadas de ICE, endebles persecuciones judiciales, ataques a elecciones justas, retrocesos de los derechos civiles y más, como todos sabemos bien. Nada de eso es gracioso. Nuestros verdaderos incautos e idiotas útiles nos han llevado ahora al borde del fascismo.
Al menos Archiduque ha aterrizado en manos de un director neoyorquino que sabe aprovechar el poder que tienen sus recursos cómicos. Dejando a un lado a Page y Neilsen (ambos invaluables), es Darko Tresnjak quien brinda la oportunidad para que esta producción supere su dudosa sátira.
Una obra tan profundamente dependiente de chistes y comedia física como ésta necesita que un director conciba gran parte de ella antes de que comiencen los ensayos. Ésa es la fuerza de Tresnjak. El ritmo y los accesorios de las rutinas, el aspecto y las posturas de los gags, todo ello lo puede imaginar de antemano como una partitura musical, completa con silencios, crescendos y decrescendos. También encuentra o encarga música real perfectamente en sintonía con sus mundos imaginados.
Esto es tan efectivo en Archiduque lo hace parecer fácil. Estoy pensando en el momento oportuno de una escena de mesa en la que los chicos (Jake Berne, Adrien Rolet y Jason Sanchez, todos talentosos recién llegados) se llenan la cara mientras escuchan una tediosa conferencia sobre el orgullo serbio, los rápidos movimientos en una escena de capilla donde los chicos salen de sus escondites con tentadoras ofertas de cerezas, el hilarante atraco en un ensayo de asesinato fiasco y una escena de persecución en un tren sincronizada con música paródica de James Bond. (¡ningún compositor acreditado, por desgracia!). Todo esto y más corre y zumba durante dos horas con la suave inevitabilidad del destino: un logro no menor en una obra tan absurdamente ideada como Archiduque.
Otra percepción clave de Tresnjak es que en este trabajo es necesario un soplo de sinceridad para que nos preocupemos. Por lo tanto, el trío de chicos cachondos, hambrientos y tontos, constantemente incitados a la violencia por una causa que no comprenden, y mucho menos apoyan, en realidad crece en nosotros durante la noche. Al final, esperamos que tropiecen y salgan de la trampa a trompicones. Curiosamente, a la obra se le ha dado un final nuevo y vagamente esperanzador para su presentación en Nueva York que se basa en esta simpatía y que me abstendré de estropear.
Hay una vaga similitud entre Archiduque y Bertolt Brecht El hombre es hombrecomo sucede. El hombre es hombre es una obra de comedia oscura de 1926 que describe la transformación metódica de un civil común y corriente en un soldado despiadadamente homicida, y muchos la ven como la obra que transformó a Brecht en un importante escritor político. Archiduque Realmente no merece una comparación sostenida con la obra de Brecht, pero el hecho de que provoque una comparación pasajera es un mérito de Tresnjak y su espléndido elenco.
Archiduque
Por Rajiv José
Dirigida por Darko Tresnjak
Rotonda del Teatro Laura Pels
Este artículo apareció en TheatreMatters el 14 de noviembre de 2025 y se volvió a publicar con autorización. Para ver el artículo original haga clic aquí.
Esta publicación fue escrita por jonathan kalb.
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La versión completa del artículo Dupes of Hazard está disponible en The Theatre Times.







