Una “profunda falta de juicio”.
Así describió la líder de la oposición australiana, Sussan Ley, las acciones del primer ministro Anthony Albanese a su regreso de Estados Unidos.
El 23 de octubre, el líder del Partido Laborista de centro izquierda bajó del avión vestido de forma informal, con una camiseta adornada con el nombre de la influyente banda británica de post-punk Joy Division y la portada de su álbum de estudio debut de 1979, ‘Unknown Pleasures’.
Es una camiseta icónica que presenta la imagen de Peter Saville de las ondas de radio del púlsar CP 1919 de la Enciclopedia de Astronomía de Cambridge. Lo encontrarás vendido en todas partes, desde H&M hasta Hot Topic, y usado tanto por fanáticos acérrimos de Ian Curtis como por hipsters empedernidos que desean acumular puntos de credibilidad en una súplica desesperada por parecer nerviosos a pesar de que solo han escuchado ‘Love Will Tear Us Apart’.
No sabemos dónde cae Albanese en ese espectro, pero de todos modos es un álbum excelente de una banda legendaria.
Aún así, la elección de vestimenta no fue del agrado de todos. Cinco días después de la fotografía, Ley, líder del Partido Liberal, decidió criticar la camiseta de Albanese.
En un discurso ante el parlamento, Ley acusó a Albanese de cometer un “profundo error de juicio”, describió la elección de la camiseta como “un insulto para todos” e insinuó que la banda era antisemita por llevar el nombre de “un ala de un campo de concentración nazi donde las mujeres judías fueron obligadas a ser esclavas sexuales”.
“En un momento en que los judíos australianos se enfrentan a un aumento del antisemitismo, cuando las familias piden tranquilidad y unidad, el Primer Ministro optó por hacer alarde de una imagen derivada del odio y el sufrimiento”, dijo, y añadió que el Primer Ministro debería “disculparse inmediatamente y explicar por qué pensaba que esto era aceptable”.
¿Han estado innumerables fanáticos de la música alardeando con orgullo de una referencia antisemita todos estos años?
Respuesta corta: No.
Respuesta larga: No, la banda Joy Division no era antisemita. Fueron nombrados Varsovia antes de cambiar su nombre a Joy Division, que es una referencia a la novela corta de 1953 “House Of Dolls” del escritor judío y sobreviviente del Holocausto Yehiel De-Nur (también conocido como Ka-Tsetnik 135633). El libro describe las “Divisiones de la Alegría”, que eran grupos de mujeres encarceladas en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, mantenidas para el placer sexual de otros reclusos. Como dijo un portavoz del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau el guardián: “Hasta donde sabemos, no hay registros históricos de ninguna ‘ala’ de un campo de concentración donde las mujeres judías fueran forzadas a la esclavitud sexual”. El portavoz enfatizó que si bien existían burdeles y servidumbre sexual en los campos, la mayoría de las mujeres obligadas a trabajar “eran prisioneras alemanas inadaptadas socialmente encarceladas en Auschwitz por prostitución”.
La sensibilidad hacia la comunidad judía es importante, especialmente en un momento en que los miembros de dicha comunidad son habitualmente confundidos con las atrocidades cometidas por Benjamín NetanyahuEl gobierno. Sin embargo, el intento de Sussan Ley de ganar puntos políticos socava problemáticamente la causa misma que dice defender. De hecho, su táctica reaccionaria y alarmista reduce los males del antisemitismo real y dice más sobre su desesperación que cualquier otra cosa. Por no hablar de cómo sus comentarios revelan un cierto nivel de analfabetismo culturalya que afirmar que una camiseta de Joy Division es una afrenta equivale a soltar que los miembros del Spandau Ballet eran simpatizantes nazis porque su nombre hace referencia morbosa a los momentos finales de sacudidas de los cuerpos de los prisioneros colgados en la prisión de Spandau.
Para aquellos con afinidad por las camisetas de bandas, están seguros con ambas bandas.
Albanese no se ha disculpado por llevar la camiseta y los grupos judíos australianos no han condenado al primer ministro. Su colega laborista Pat Gorman lo defendió, citando la gran popularidad de la banda y la imagen, y le dijo a The Guardian: “Es una camiseta de una banda de la que es fan… su música ha existido durante algunas décadas… Hay grandes problemas en el mundo, no creo que las camisetas de bandas tradicionales sean uno de ellos”.
En cuanto a la senadora nacional Bridget McKenzie, añadió: “Hay muchas cosas por las que criticar legítimamente al primer ministro: una deuda de billones de dólares, el aumento vertiginoso de los precios de la vivienda y la pérdida de empleos en nuestro sector industrial pesado. Llevar una camiseta no es una de ellas”.
También agregaríamos que Ley debería investigar a Joy Division – y tal vez comenzar con la canción ‘She’s Lost Control’. Es una canción sobre la fragilidad de la vida, mientras Curtis (él mismo epiléptico) relata haber visto a un colega sufrir un ataque. Presenta la letra algo apropiada:
“Confusión en sus ojos que lo dice todo,
Ella ha perdido el control
Y ella se aferra al transeúnte más cercano,
Ha perdido el control”.








