Después de que su compañero se fue a la guerra, Elena Kalinichenko recurrió a la fotografía para capturar su conflicto personal, documentando el costo emocional de la guerra contra los que quedan atrás.

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Durante los tiempos de guerra, gran parte del sufrimiento permanece invisible, escondido detrás de las luchas cotidianas de los que quedan para hacer frente.

La fotógrafa documental ucraniana y fotoperiodista Elena Kalinichenko se propuso revelar estas cicatrices ocultas a través de su proyecto profundamente personal, No estoy bien: “Si bien la mayoría de las imágenes de guerra se centran en la destrucción, quiero capturar las luchas internas y el trauma que se esconden a puertas cerradas”.

Después de elegir quedarse en Kiev durante la invasión y luego enfrentarse a la soledad y el miedo de que su compañero se uniera al ejército, Kalinichenko recurrió a la fotografía como una forma de procesar el peso abrumador de la situación.

Sus inquietantes imágenes, capturándose a sí misma y a su familia durante los apagones con nada más que una linterna, han sido preseleccionadas para el Premio de Fotografía Saltzman-Leibovitz, una iniciativa lanzada por Annie Leibovitz y Lisa Saltzman este año.

La cultura de Euronews habló con Kalinichenko para discutir su proceso creativo, el poder de la vulnerabilidad en su trabajo y cómo la fotografía puede proporcionar un camino hacia la curación.

Cultura de Euronews: ¿Puede contarnos sobre el momento en que decidió quedarse en Kiev durante la guerra? ¿Qué inspiró esa decisión a pesar de los riesgos?

Elena Kalinichenko: Era el tercer día de la invasión a gran escala. Mi compañero y yo estábamos a 30 km de Kyiv, ayudando a construir barricadas. Me rogó que fuera al oeste a un lugar seguro, pero sabía que no podía quedarme quieto mientras mi ciudad estaba rodeada de tropas enemigas. Mi familia se negó a dejar a Kyiv, y mi hermano tenía solo 10 años. No podía dejarlo atrás. Regresé para estar con él si sucedió lo peor. Regresé a ser voluntario, ayudando a aquellos que defienden mi hogar. Estos fueron los días más difíciles de mi vida y la decisión más difícil que he tenido que tomar. No lo desearía a nadie.

¿Cómo fue para ti personalmente cuando tu pareja se unió al ejército?

Fue aterrador, pero estaba preparado para este momento. Siempre supimos que llegaría este día. Solo tenía que aprender a vivir el constante bombardeo por mi cuenta, ya que ya había afectado profundamente mi salud mental y física. Mi compañero, sin embargo, es mucho más fuerte y más valiente que yo, y estoy increíblemente orgulloso de él.

Su proyecto ‘No estoy bien’ se centra en el impacto emocional/humano de la guerra. ¿Por qué y cómo desarrollaste este enfoque para documentar las experiencias de las personas?

El enfoque llegó naturalmente porque comencé con mi propia historia, esperando que la fotografía me ayudara a procesar mis emociones. Decidí centrarme en cosas que se han vuelto ordinarias para los ucranianos, cosas con las que hemos aprendido a vivir, pero que siguen siendo terribles e inimaginables para los demás. Comencé este proyecto para revelar las cicatrices invisibles de la guerra. Si bien la mayoría de las imágenes de guerra se centran en la destrucción, quiero capturar las luchas internas y el trauma que se esconden a puerta cerrada.

La oscuridad en sus fotos juega un papel importante en su trabajo. ¿Cómo decidiste este estilo visual y qué representa para ti?

Estas fotos fueron tomadas durante los apagones. Tenía poca luz natural y no había electricidad durante 12-20 horas al día. Todos vivimos en la oscuridad. Aunque los ataques al sistema de energía ahora son raros, la oscuridad permanece. Es lo que realmente se siente vivir en esta vez. Un agujero negro gigante que te consume, creciendo cada día. También me di cuenta de que las personas a menudo pasan por alto lo obvio, incluso cuando la verdad está justo en frente de ellos. Así que utilicé la luz directa para resaltar lo que se necesitaba ver, lo que hace que sea imposible ignorar.

¿Cómo se fue para fotografiar a los miembros de su familia para ‘No estoy bien’ y cómo fue capturar su vulnerabilidad a través de su cámara?

Tomé fotos de mi madre y mi hermano menor. Nuestra relación se basa en el amor y la confianza, pero esta fue la primera vez que tomé fotos tan serias. No les dije qué hacer o comentar sobre sus expresiones. Simplemente compartí lo que quería capturar, y ellos entendieron de inmediato. Esa comprensión provino de las experiencias compartidas que todos llevamos dentro. Era la primera vez que abrían así.

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¿Cuál fue el aspecto más desafiante de este proyecto?

Por lo general, no tomo fotos de mí mismo, por lo que fue un verdadero desafío. Fue sorprendente y difícil mirar las fotos y darse cuenta de que no había felicidad en ellas, verme sin una máscara.

¿Qué esperas que los espectadores le quiten estas imágenes? ¿Cómo crees que el arte/fotografía puede ayudar en el proceso de curación para los afectados por la guerra?

Las personas necesitan vivir su dolor para poder sanar. Quizás las fotos son una oportunidad para que las personas hablen y sientan. Espero que ofrezca a otros una sensación de conexión, ayudándoles a navegar sus experiencias y no enfrentar su dolor solo. Y para aquellos que nunca enfrentaron la guerra para acercarse a los ucranianos y comprendernos mejor.

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Has mencionado que ‘no estoy bien’ es solo el comienzo. ¿Qué otras historias o temas esperas explorar en el futuro a través de este proyecto?

Quiero explorar las historias de personas de diferentes ciudades y edades, centrándome en las emociones profundas que experimentan y cómo hacen frente a nuestro trauma colectivo. Tengo curiosidad por ver cómo difieren nuestras experiencias compartidas. También parece que se dice muy poco sobre los civiles con trastorno de estrés postraumático, cómo se adaptan a la vida y cómo son tratados.

¿Qué significa para ti ser preseleccionado para el premio de fotografía Saltzman-Leibovitz?

Ser preseleccionado para el premio de fotografía Saltzman-Leibovitz significa mucho para mí. Me recuerda que mi trabajo tiene un lugar en una conversación más grande y que las emociones y las historias que captura importan. Este reconocimiento me motiva a seguir adelante y impulsar mi fotografía aún más. También me da la esperanza de que mi trabajo pueda llegar a más personas e inspirar discusiones importantes.

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