Sin embargo, a lo largo de los años habrá muchas oportunidades para lograr avances importantes en varias cuestiones relacionadas con el clima, desde los asombrosos niveles de contaminación plástica hasta la financiación del cambio hacia una economía global más limpia.
1 ¿Podemos mantener vivo el 1,5?
“Mantener vivo el 1,5” ha sido el lema de la ONU durante varios años, una referencia al objetivo de garantizar que las temperaturas globales promedio no se eleven más de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales. El consenso científico es que la falta de acción tendría consecuencias catastróficas, sobre todo para los llamados “Estados de primera línea”, como las naciones insulares en desarrollo que podrían desaparecer bajo el océano a medida que aumente el nivel del mar.
En la COP30, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima prevista para el 10 y el 21 de noviembre de 2025, la mitigación (en otras palabras, acciones y políticas diseñadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al aumento de las temperaturas) probablemente sea un tema clave.
Las naciones del mundo llegarán con compromisos mejorados y más ambiciosos para reducir los gases de efecto invernadero. Esto es tanto un reconocimiento de que las promesas existentes son totalmente inadecuadas, en términos de bajar las temperaturas, como parte del acuerdo que los Estados miembros firmaron en 2015 en la COP de París (se espera que las naciones “aumenten” sus compromisos cada cinco años). La última vez que esto sucedió fue en la COP de Glasgow de 2021, retrasada un año debido a la pandemia de COVID-19).
2 Protegiendo la naturaleza
La celebración de la COP30 en la región de la selva amazónica de Brasil tiene una importancia simbólica. Se remonta a los primeros días de los intentos internacionales de proteger el medio ambiente: la fundamental “Cumbre de la Tierra”, que condujo al establecimiento de tres tratados ambientales sobre cambio climático, biodiversidad y desertificación, tuvo lugar en la ciudad brasileña de Río de Janeiro. en 1992.
La ubicación también pone de relieve el papel que debe desempeñar la naturaleza en la crisis climática. La selva tropical es un enorme “sumidero de carbono”, un sistema que aspira y almacena CO2, un gas de efecto invernadero, y evita que entre a la atmósfera, donde contribuye al calentamiento.
Desafortunadamente, los bosques tropicales y otras “soluciones basadas en la naturaleza” enfrentan amenazas del desarrollo humano, como la tala ilegal que ha devastado enormes extensiones de la región. La ONU continuará los esfuerzos iniciados en 2024 para mejorar la protección de la selva tropical y otros ecosistemas, en las conversaciones sobre biodiversidad que se reanudarán en Roma en febrero.
3 ¿Quién va a pagar todo esto?
Las finanzas han sido durante mucho tiempo un tema espinoso en las negociaciones internacionales sobre el clima. Los países en desarrollo sostienen que las naciones ricas deberían contribuir mucho más a proyectos e iniciativas que les permitan alejarse de los combustibles fósiles e impulsar sus economías con fuentes de energía limpia. La reacción de los países ricos es que las economías de rápido crecimiento como China, que ahora es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, también deberían pagar su parte.
En la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, se logró una especie de gran avance con la adopción de un acuerdo para triplicar la cantidad de financiación climática pagada a los países en desarrollo, a 300 mil millones de dólares por año, para 2035. El acuerdo es un claro paso adelante, pero la suma final es mucho menor que los 1,3 billones de dólares que los expertos en clima dicen que estos países necesitan para adaptarse a la crisis.
Se espera que se logren más avances en materia de financiación en 2025, en una cumbre que se celebrará en España a finales de junio. Las conferencias sobre Financiamiento para el Desarrollo sólo se llevan a cabo una vez cada 10 años, y la edición del próximo año se presenta como una oportunidad para realizar cambios radicales en la arquitectura financiera internacional. Se plantearán preocupaciones ambientales y climáticas, y se pondrán sobre la mesa posibles soluciones, como impuestos verdes, precios del carbono y subsidios.
4 Estableciendo la ley
Cuando la atención de la Corte Internacional de Justicia se centró en el cambio climático en diciembre, fue aclamado como un momento histórico con respecto a las obligaciones jurídicas de los Estados en virtud del derecho internacional.
Vanuatu, un Estado insular del Pacífico particularmente vulnerable a la crisis, solicitó al tribunal una posición consultiva para aclarar las obligaciones de los Estados en materia de cambio climático e informar sobre cualquier procedimiento judicial futuro.
Durante un período de dos semanas, 96 países y 11 organizaciones regionales participaron en audiencias públicas ante la Corte, incluidos Vanuatu y un grupo de otros Estados insulares del Pacífico, y economías importantes, incluidas China y Estados Unidos.
La CIJ deliberará durante varios meses antes de emitir su opinión consultiva sobre el tema. Aunque esta opinión no será vinculante, se espera que sirva de guía para el futuro derecho climático internacional.
5 Contaminación plástica
Las conversaciones convocadas por la ONU para abordar la epidemia mundial de contaminación plástica se acercaron más a un acuerdo durante las negociaciones en Busan, Corea del Sur.
Se lograron algunos avances clave durante las conversaciones de noviembre de 2024, la quinta ronda de negociaciones tras la resolución de 2022 de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que pedía un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación plástica, incluso en el medio marino.
Es necesario llegar a un acuerdo sobre tres áreas fundamentales: los productos plásticos, incluida la cuestión de los productos químicos; producción y consumo sostenibles; y financiación.
Los Estados miembros ahora tienen la responsabilidad de encontrar soluciones políticas a sus diferencias antes de que comience la reanudación de la sesión y de lograr un acuerdo final que aborde el ciclo de vida completo de los plásticos y aproveche el creciente impulso global para poner fin a la contaminación plástica.
“Está claro que el mundo todavía quiere y exige el fin de la contaminación plástica”, dijo la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen. “Necesitamos asegurarnos de fabricar un instrumento que aborde el problema con fuerza en lugar de hacerlo por debajo de su peso potencial. Hago un llamado a todos los Estados miembros para que se inclinen”.