Pero los líderes israelíes también han prometido llevar a cabo una importante operación militar en Rafah contra las fuerzas de Hamas que creen que están fortificadas allí. Netanyahu ha dicho repetidamente que Israel invadirá Rafah con o sin un acuerdo de alto el fuego.

Israel retiró sus fuerzas de Gaza después de conflictos anteriores con Hamas en 2014 y 2009, pero esta vez, los líderes israelíes dicen que no es tan simple.

Durante el ataque liderado por Hamas el 7 de octubre, hombres armados palestinos abrumaron comunidades y bases militares cerca de Gaza, matando a unas 1.200 personas, según funcionarios israelíes.

Los líderes israelíes han prometido hacer todo lo necesario para garantizar que un ataque de ese tipo nunca vuelva a ocurrir, y dicen que eso significa mantener la libertad del ejército israelí para operar en Gaza.

Las fuerzas israelíes también han demolido muchos edificios dentro de la zona fronteriza de Gaza para crear una zona de amortiguación con Israel, lo que provocó críticas internacionales.

Al menos en público, Hamás ha rechazado una presencia militar israelí a largo plazo en el enclave palestino, incluida una zona de amortiguamiento. En marzo, un alto funcionario de Hamás, Ghazi Hamad, dijo que el grupo estaba dispuesto a aceptar una retirada israelí gradual como parte de un posible acuerdo de alto el fuego, siempre y cuando Israel se comprometiera a retirarse por completo de la Franja de Gaza.

Netanyahu ha dicho repetidamente que está comprometido a traer a casa a los rehenes retenidos en Gaza, pero su supervivencia política depende de los aliados de extrema derecha en su coalición de gobierno que se oponen al actual acuerdo propuesto.

Dos de esos aliados –el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el ministro de seguridad nacional, Itamar Ben-Gvir– han denunciado el acuerdo propuesto, diciendo que equivale a una victoria de Hamás. Han pedido a las fuerzas israelíes que comiencen inmediatamente una operación terrestre en Rafah.

La coalición de Netanyahu tiene 64 escaños de 120 en el parlamento de Israel, lo que significa que cualquier deserción podría poner en peligro su cargo de primer ministro y allanar el camino para las elecciones.

Yair Lapid, líder de la oposición parlamentaria de Israel, ha dicho que respaldaría a Netanyahu para aprobar un acuerdo que traiga a los rehenes a Israel. Pero eso dejaría a Netanyahu totalmente dependiente de algunos de sus críticos más duros en la oposición, una alianza política que probablemente no durará mucho.

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