El presidente Biden advirtió el lunes que la decisión de la Corte Suprema sobre la inmunidad presidencial significa que “prácticamente no hay límites a lo que el presidente puede hacer” e instó a los votantes a evitar que el expresidente Donald J. Trump regrese a la Casa Blanca libre de las restricciones de la ley.
“El pueblo estadounidense debe decidir si quiere confiar una vez más la presidencia a Donald Trump”, dijo Biden durante unas breves declaraciones, “sabiendo que estará más envalentonado para hacer lo que quiera cuando quiera hacerlo”.
La respuesta de Biden al fallo judicial del lunes fue su primera declaración pública desde que pasó el fin de semana encerrado con su familia en Camp David. Su desastrosa actuación en el debate de la semana pasada en Atlanta ha llevado a algunos demócratas a pedirle que abandone la carrera presidencial debido a preocupaciones sobre su edad y su estado mental.
El presidente parecía más rubicundo que durante el debate de 90 minutos, cuando muchos observaron que estaba muy pálido. El lunes no se trabó al hablar ni titubeó a mitad de frase, pero utilizó un teleprompter para sus comentarios, que duraron unos cuatro minutos y medio.
Biden tampoco respondió a varias preguntas que le gritaron al final de sus comentarios el lunes, incluida una en la que le preguntaban si tenía la intención de retirarse de la carrera.
El Tribunal Supremo dictaminó el lunes que Trump tiene inmunidad significativa contra el procesamiento por los cargos de intentar anular las elecciones de 2020. Biden calificó eso como un “precedente peligroso” que altera fundamentalmente la creencia de larga data en Estados Unidos de que nadie debe estar por encima de la ley.
“Sé que respetaré los límites de los poderes presidenciales, como lo he hecho durante tres años y medio”, dijo Biden el lunes por la noche. “Pero cualquier presidente, incluido Donald Trump, ahora tendrá la libertad de ignorar la ley”.
Biden dijo que estaba de acuerdo con la jueza Sonia Sotomayor, quien escribió que “temiendo por nuestra democracia, disiento”. Biden hizo eco de sus palabras al concluir sus comentarios.
“No estoy de acuerdo”, dijo. “Que Dios los bendiga a todos y que Dios ayude a preservar nuestra democracia”.
La respuesta de Biden dejó en claro que su intención era centrar su campaña en el tema de los procesos penales de Trump, que han sido una parte central del argumento del presidente para la reelección. Durante un mitin el viernes, citó los numerosos procesos judiciales contra Trump como prueba de que es una “ola de delincuencia unipersonal”.
Pero la aparición del presidente en el Cross Hall de la Casa Blanca, el majestuoso lugar utilizado para muchos discursos anteriores a la nación, también estaba siendo seguida de cerca por el vigor y la agudeza mental del presidente tras el debate del jueves.
La familia de Biden y sus principales colaboradores, junto con aliados de alto perfil en el Capitolio y en las mansiones de los gobernadores, cerraron filas durante el fin de semana, insistiendo en que el debate fue una aberración de un día que no debería impedir que el presidente lleve a cabo una vigorosa campaña de reelección.
Los principales asesores de campaña, en el acercamiento más formal hasta el momento a sus partidarios más ricos, intentaron el lunes calmar el pánico que se había apoderado de su base financiera. Los altos funcionarios de Biden restaron importancia a las consecuencias del debate a pesar de las preocupaciones entre los donantes preocupados por el futuro de la campaña.